miércoles, 27 de julio de 2011

¿Y tú de qué segmento eres?

Esta tarde tocaba enfrentarnos a esa mezcla entre técnica y arte que es el segmentar. Para quien no sea del oficio, sería clasificar personas en grupos heterogéneos entre sí a partir de una serie de componentes, que forman parte de unas variables de segmentación. Bueno, tecnicismos fuera, Jair y yo nos íbamos a enfrentar a ese momento de poner nombres a los grupos que habíamos decidido que hay entre los clientes de artesanía guatemalteca entrevistados. Es el momento en el que te das cuenta de tu falta de creatividad, de que necesitas a las demás componentes del grupo del trabajo de Marketing de Pond's para llevar a cabo esa tarea... Pero es el momento del "Yes we can". Además, nos habíamos pasado la mañana reorganizando la tienda, y ahora parece otra. Hay orden y da gozo mirar. Jair es una artista en eso, se podría dedicar al interiorismo y a montar escaparates. Algo de creatividad se supone que tenemos que tener... Yo iba pensando eso y Jair se iba enfadando más y más con la tabla que estaba creando en Word. Después de dejar de hablar con el ordenador ha dicho que se ha iluminado: "Un ejemplo de persona responsable con el medio ambiente y que compra algo porque le gusta sería Mischa Barton". Yo no veía la relación... "¿Mischa Barton, la actriz de O.C.? ¿Por qué?". "Yo no sabía que salía en O.C. Lo digo porque es pelirroja". Yo no daba crédito a lo que oía. "¿Me estás diciendo que porque sea pelirroja, que no lo es, es responsable con el medio ambiente y compra artesanía porque le gusta?". "Sí, no sé, yo le veo relación. Los pelirrojos son así". Vale, Jair, a veces me dejas de piedra. Es uno de los argumentos con menos base que he oído nunca, aunque sus motivos tendrá. Yo aún tengo que entenderlos. Pero eso no ha sido todo. En otro grupo quería poner de ejemplo a Isabel Preysler. Yo le he dicho que en Guatemala no era conocida, seguro. "¿Cómo que no? ¡Es mundialmente conocida!". "Preguntémosle a Cecilia". Cuando le hemos preguntado si sabía quien era esa persona su cara de poker me ha dado la razón. Pero de repente ha dicho algo así como: "¿Tiene algo que ver con Chábeli?". Sí, es la hija. Cosas de la vida, en Guatemala la famosa es la hija. Los queridos lectores podrán comprobar cómo de serio es el proceso de segmentar. Aún así estamos bastante satisfechas con el resultado. Mañana toca enseñárselo al jefe. A ver si no nos lo tira a la cabeza.

Al salir parecía que la tarde iba a ser tranquila. Pero ha sido cenar y ha empezado la diversión. La historia de la rata. Estábamos hablando en la cocina con una chica americana, de nombre algo así como Javi, que también vive aquí, y de repente Jair ha visto una rata que saltaba de los fogones al suelo. La chica también lo ha visto. Yo he visto sólo la sombra. Nacho no ha visto nada. Jair ha gritado y se ha ido. Javi también. A mí me ha cogido el histerismo de tener que hacer una foto. Nacho iba preguntando: "¿Pero tú también la has visto?", como si dudara de que Jair ciertamente hubiera visto una rata. Ha llegado nuestro casero, Charles, y ha dicho que la rata ya saldría de los muebles, donde en teoría se había metido, y que habría que matarla. Él y Nacho han agarrado palos de escoba. Nacho iba saltando como los jugadores de fútbol antes de empezar el partido, cambiando el peso de una pierna a la otra, con el palo de la escoba. Exactamente como si estuviera en un ritual tribal. Y Charles iba diciendo que él había matado mínimo una rata al año. Que allí era normal. Hemos abierto todos los armarios, hemos hecho ruido para que la rata saliera, pero no había manera. A todo esto, Jair encerrada a cal y canto en la habitación. Ya había visto bastante a la rata. Yo he decidido dejar la cámara, que no servía para nada y armarme con un recogedor. La escena era para grabarla. Los tres en la cocina esperando a que la rata decidiera salir. Javi, la chica americana, ha decidido volver, y tan tranquila ha dicho que seguro que se había escapado por algún agujero, que las costillas de las ratas se contraen mucho y pueden pasar por espacios muy pequeños... A eso le ha seguido una tesis comparativa de las ratas en los diferentes países. Y el desistimiento. La rata seguía suelta...

































Jair me ha soltado un: "Lidia, es que en tu casa no hay ratas. No molas". Cómo nos hemos reído. El nerviosismo era palpable. Con tanta adrenalina en el cuerpo Nacho y yo hemos decidido ir a La Parranda. Es una discoteca de aquí al lado, y nuestras vecinas americanas nos habían invitado a ir con ellas. Venga, allá vamos. La verdad es que ha estado muy bien. Aquí saben bailar, de verdad. Incluso los extranjeros, que somos muchos, le ponemos más empeño y arte que en cualquier discoteca de Barcelona, a mi entender. Pero no ha bastado ni una hora para ver algo realmente extraño. Había un chico y una chica sentados en una mesa hablando, ha llegado otro chico muy rápido y se ha puesto a hablar con el otro muy cerca y algo agresivo. Entonces el que estaba sentado se ha levantado y me ha parecido ver que de su pantalón salía la empuñadura de una pistola. Yo estaba a unos dos metros de él. Ha sido ver eso y salir pitando. Pero el chico que había ido a hablar con él también se ha ido igual de rápido. Nadie se ha dado cuenta de nada, nadie se ha movido. No había ningún problema ni iba a ver ningún disparo, aparentemente. Quizás yo no he visto bien. Igualmente, he puesto tierra de por medio. Mi chaqueta seguía en la silla de al lado de este sujeto, por eso. Cuando hemos vuelto, él ya no estaba. Por suerte.
















Era medianoche. Hora de volver a casa. Nuestras amigas americanas quieren hablar en español. Nacho quiere hablar en inglés. Así que todos hablan en el idioma del otro para que la comunicación sea más difícil y más lenta. Pero nos entendemos. Y es divertido.

Ha sido meterse cada uno en su habitación y la guinda del pastel de hoy ha comenzado: una guerra de gatos. Corrían por encima del falso techo, gritaban, se peleaban... Todos hemos salido de nuestros cuartos: "Oh, my god, ¡qué miedo!". He decidido lanzar mi hipótesis al aire: "¡Han cazado a la rata y se están peleando por quién se la come!". Parece que la versión ha gustado, los gatos se han callado y todos se han ido a dormir más tranquilos. A ver si mañana descubrimos si mi versión era cierta o si la rata nos vuelve a visitar en la cocina o por alguna habitación. Os mantendremos informados.

2 comentarios:

  1. ¡me encanta cómo escribes y describes! Una cosica... ¿podrías colgar las fotos en facebook para poder verlas mejor? Aqui no se pueden ver bien y clickeando encima no se me abren....
    Besicos
    La "tieta" Rose

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  2. He rigut moltíssim amb aquest post! xDD
    Una abraçada i fins aviat!!

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