Capítulo a parte merece nuestra morada: Los Chocoyos. Esta mañana me he levantado a las 9h para hablar con mi familia por Skype. He ido a encender la luz y no funcionaba. He abierto la puerta y me he cruzado con Ángela, la chica de la limpieza que ensucia. Desde que nos quejamos a Charles (nuestro casero y panadero) de que no limpia y que se dedica a cocinar en la cocina que está permanentemente sucia, pues no nos habla ni nos saluda. Pero esta mañana ha sido verme y decirme: "No hay luz". "¿Cómo que no hay luz?", he respondido. "Volverá a las 12h". Yo he querido saber más: "¿Pero la han cortado por algo o es que se ha estropeado algo y se ha ido?". "¿Cómo así?" (frase que utilizan cuando no entienden lo que les preguntas). No sé, chica, lo que te he preguntado. De verdad que hace perder los nervios... He decidido cambiar la pregunta: "¿Cómo sabes que va a volver a las 12h?". "Ah, me lo han dicho". Pues vale, no hay Skype de momento. He decidido ponerme a leer en nuestro iluminado patio. Entonces ha llegado un grupo de 5 personas vestidos con trajes regionales que me han saludado amablemente. Les he correspondido aunque no entendía qué hacían allí. Pronto se han disipado las dudas... Eran la familia de Ángela, han venido a desayunar con ella. Por eso ha sido amable, seguro. Lo más normal del mundo, traerte a la familia a desayunar al trabajo. Han estado como mínimo una hora allí todos juntos. De hecho, yo he leído, he desayunado, he recogido y he decidido irme a buscar algún café con Wi-fi y ellos seguían allí. "Que tengan un buen domingo", les he dicho. Claro que sí.
Para encontrar una cafetería con Internet he tenido que preguntar a cuatro personas. No era que no supieran dónde había una, sino que entender cómo te indican una dirección es todo un reto. Señalan una cosa, dicen otra y al final es otra. Pero la he encontrado. Un buen sitio, con un cartel poético, como los mismos guatemaltecos.
El ambiente en el Parque Central el domingo por la mañana es agitado. Hoy había campaña electoral de diferentes partidos a la vez. Unos montan escenarios, otros van en carro ("coche" aquí significa "cerdo", también es casualidad) con las ventanillas bajadas y ondean banderas y otros van a lo grande.
Y de vuelta a Los Chocoyos, donde ahora falta un vidrio en la puerta y donde ha aparecido otra rata. No me alargaré porque Jair ya lo ha explicado, pero es que esto es la diversión sin pausa. El patio de recreo de ratas y gatos. Y llega Charles y dice que el veneno que ha puesto es el mejor porque las ratas se deshidratan y mueren lentamente (él es el experto en venenos de rata de Xela). Qué bien, tenemos ratas moribundas por aquí. Esto va a ser el festival de los gatos en nuestro techo. Esperemos que esperen a mañana y no nos den la noche. El que le dio la noche ayer a Charles fue el figura que le pedía alcohol en la puerta de Los Chocoyos y que se cargó el cristal de abajo de la puerta. Charles le decía: "Yo no vendo alcohol, yo vendo pan, ¡va vos!" (¡va vos! es su terminación de todas las frases).
Hoy terminaré con una foto de los tres protagonistas de estas aventuras, que esperan la incorporación de Rosa mañana. Le tendremos preparado un buen caldo de rata, tal y como nos ha pedido en broma por teléfono poco antes que la segunda rata hiciera aparición.
Se os ve felices a los tres. Me alegro mucho!
ResponderEliminarLa verdad es que estamos todos muy bien. ¡Muchas gracias!
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