jueves, 21 de julio de 2011

Desprendimientos

En las carreteras de Guatemala de repente te encuentras un montón de tierra y piedras en la calzada y tienes que esquivarlo. Se podría pensar que es algo circunstancial, puntual, pero llevamos varios días pasando muchas horas en la carretera y llegas a la conclusión de que todas esas piedras no pueden haber caído la noche de antes. Parece que no hay ninguna brigada pública que se encargue de eso. Si la cosa está muy mal son los propios vecinos de la zona que ponen barricadas para que el conductor vea de lejos que tiene que esquivar esa parte. Pero en general todas estas piedras que se desprenden tienen una utilidad bastante graciosa. Los partidos políticos pintan sus anuncios con plantillas y pinturas o sprays encima de esas rocas. Hay plantillas de todos los tamaños para adaptarse a las medidas de cada piedra. Bastante ingenioso, la verdad. A los ayuntamientos parece que les da igual la seguridad vial, pero delante de los badenes pone "MUNI" para que sepas que ese badén lo ha puesto la municipalidad, es decir, el ayuntamiento. La razón de hacer este anuncio no la sé. ¿Quién más tendría motivos y recursos para construir badenes en la calzada?

Una de las cosas que pasan en la carretera que hemos aprendido hoy es que la policía "decomisa" cosas. Volviendo de Chichicastenango hemos visto un bus parado al otro lado de la calzada, lleno de gente y con una cantidad impresionante de paquetes de rollos de papel higiénico en el suelo detrás del bus, rodeadas por un grupo de personas. Mi vista no daba para distinguir de qué personas se trataba, sólo podía alucinar. Que todo ese cargamento hubiera estado o que pretendieran que estuviera en la vaca del bus me parecía una exageración. Era como todo el pasillo del Carrefour puesto allí. Por lo que me ha explicado Ángel, nuestro compañero de trabajo y chófer, estaban decomisando ese cargamento porque seguramente viajaría ilegalmente, sin factura. Es decir, que ya había subido y bajado de la vaca del bus y que la policía lo iba a requisar. Y mientras la policía hacía bajar todos los paquetes y los contaba, obviamente los pasajeros del bus esperaban. Se ve que nuestra experiencia en los buses guatemaltecos aún podría haber estado más... dilatada. A mí personalmente, lo que más me sorprende es que el "chillón" y el conductor aceptaran subir y bajar aquella cantidad ingente de paquetes de rollos de papel higiénico. Me parecía una barbaridad y una imprudencia.

Otra imprudencia es lo cerca que caminan las personas y los animales de la calzada. Hay perros callejeros que cruzan constantemente. Pensaba que tenían 7 vidas o un sexto sentido que hacía que esquivaran los coches, porque no había visto a ninguno muerto. Pero ayer vimos el primero. También vimos un gallo cruzar la calle corriendo. "Mira, el gallo deportista, le coq sportif". Y hoy en el arcén hemos visto a tres hombres vendiendo loritos. Se ve que es normal que te dé por tener un nuevo animal de compañía cuando vas conduciendo.

Pero los vendedores que nos han sorprendido hoy han sido los niños. Toda esa sensibilidad que tenía hacia la explotación infantil, toda mi oposición a comprar a los niños, ha desaparecido. De hecho, todo lo que he comprado hoy lo he comprado a los niños. Siento una sensación de empatía y de igual a igual hacia ellos bastante extraña. He regateado, por supuesto. He llegado a sonsacarles su precio de coste (tanteando a diferentes vendedores) para poder comprarles justo algo por encima, para que ellos ganaran algo pero no me timaran como a buena turista. La niña que me ha sorprendido hoy estaba ella sola al frente de un puesto del mercadillo. Tendría 7 años, calculo. Me he puesto a mirar unos espejos muy bonitos, redondos, con muñequitos guatemaltecos alrededor. Me ha dicho que valían 45 quetzales. Le he dicho: "Uy, no, ni en broma". "Entonces 40", me ha ofrecido. "¿Jair, tú quieres uno?". "Sí, la verdad es que son muy bonitos". "Pues por 40 nos llevamos los dos", le he dicho a la niña. Se lo ha pensado y ha dicho: "De acuerdo". ¿Se puede saber cómo sabía la niña que ese precio era justo para ella y su familia? ¿De verdad es capaz de recordar el precio de coste de cada uno de los artículos que vendía? Quizás habían 50 artículos diferentes en la parada, no exagero.

También hemos encontrado la misma chica a la que Jair compró un cuadro bordado con la historia de Guatemala ayer en Panajachel, que nos ofrecía otra vez sus tejidos. "No, que a ti ya te conozco, yo otra vez no te compro", le ha dicho Jair sonriente. Cara de poker, de no saber de qué le estábamos hablando. No se acordaba de nosotras, por lo visto. ¿A cuántas personas habrá intentado vender algo?¿Cuántas horas de pie cargando tapices debía de pasar al día?

En las tiendas y las paradas lo primero que te dicen es "Pase adelante" con voz cantarina. Suena como si de verdad tuvieras la obligación de entrar. Mi marco mental europeo me dice que cuando alguien te muestra una entrada y te dice que pases es porque tú tienes intención de entrar y que por lo tanto cuando te dicen "Pase adelante" tú debes hacerlo. Si no es una falta de respeto. Pero si yo hubiera entrado a todos los lugares a los que me han dicho estas dos palabras aún estaría en Panajachel. No hubiera llegado ni a Chichicastenango. Nosotras hemos "pasado adelante" ya en muchas tiendas no para comprar sino para hacer entrevistas, y hemos aprendido a empezar la conversación con: "Perdone la molestia, pero nos gustaría saber si tiene unos minutos para respondernos unas preguntas. Estamos haciendo un proyecto....". Aquí se ve que si te diriges a alguien le estás molestando y por lo tanto piden disculpas antes de empezar. En realidad tienen mucha razón, estás molestando. Pero resulta un poco exagerado cuando llaman a alguien que conocen y lo primero que dicen es algo así: "Aquí una molestia". O llegan al banco y dicen: "Buenos días señorita, vengo a molestarla para cobrar este cheque". Pero cada vez suena más apropiado y lo vamos introduciendo en nuestras conversaciones. Es bastante increíble lo rápido que estamos cambiando la manera de hablar. Jair ya utiliza sólo el imperfecto (Esta mañana fuimos...) y no el perfecto (Esta mañana hemos ido...). Yo ya lo intento agarrar todo, incluso cuando hablamos entre nosotros. Lo que aún no decimos es el "Pues fíjate que...". Es una mezcla para decirte que no y "pues resulta que...". Y además normalmente se trata de algo delicado. En un futuro pondremos ejemplos de este caso. Por el momento aún no dominamos la expresión tanto como para utilizarla. Es realmente curioso.

Pero la frase del día ha sido el "No sé". "¿Cuáles cree que son los principales problemas de los artesanos guatemaltecos hoy en día?", "No sé" o "No tienen ningún problema". "¿Cuánto invierte al mes en materia prima?", "No sé" o "No lo contamos". Así con un montón de cosas. Es asombroso ver a personas que producen obras de artesanía increíblemente bonitas y que están tan poco capacitadas para llevar negocios y aún así los llevan y viven de eso. Algunos no sabrán ni leer ni escribir. Aquí es algo normal. Nacho, nuestro nuevo compañero de Esade, nos explicaba ayer que estaba en una tienda, entró un hombre y le preguntó al dependiente dónde había una joyería. "Mire, allí delante, donde pone 'Joyas'", le dijo. Y el señor le respondió: "Es que no sé leer". O que en la radio, en un anuncio de un concurso, dijeron como requisito saber leer y escribir. Esto es el tipo de cosas que hasta ahora daba por supuestas y que el hecho de estar aquí va a cambiar. Y me alegro de que cambien.

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