jueves, 28 de julio de 2011

Que la fiesta no pare

No todos los días pueden ser como el de ayer. Hoy me voy a limitar a cerrar algunos temas que había dejado abiertos... y, de acuerdo, a explicar algo más también. ¡No lo puedo evitar! El primer tema pendiente es el de la rata. No ha vuelto a dar señales de vida. No hay manera de saber si los gatos se la comieron ayer por la noche. No los conocemos, y, siendo sensatos, si los conociéramos tampoco nos lo dirían... Teniendo en cuenta que siguen habiendo ruidos de seres vivos por la otra parte de nuestro falso techo, deben de haber varios roedores en la zona... Quizás nuestra "ratita que escobaba la escalerita" sigue vivita y coleando. Pero no nos ha molestado, que en definitiva es lo que importa.

El segundo tema pendiente no sé si lo recordaran los lectores más fieles. Cuando Jair y yo estuvimos en la playa de Tilapita conocimos a un americano muy pintoresco que planeaba volver a Chicago, ir a Las Vegas por última vez a apostar y volar a Londres a pedirle matrimonio a su novia, asistente de Steven Spielberg. Pero que cambiaba de opinión constantemente. Yo no confiaba en el plan, decidí pedirle el email y seguirle la pista para que nuestro público supiera qué se había hecho de él. Pues hoy he decidido escribirle y preguntarle si había llevado a cabo sus planes. Me ha respondido casi inmediatamente: que había decidido tomarse las cosas con más calma y que Las Vegas es muy divertido... Así que no estaba tan preparado como decía estarlo para empezar su nueva vida con la chica. O para dejar el poker por ella. Más le vale a la chica quedarse con Spielberg...

Volviendo a la realidad del momento y en cuanto a la aportación nueva de hoy, cabe decir que habíamos cenado y estábamos algo agobiados porque no nos había pasado nada suficientemente emocionante como para explicar en el blog. Yo llevaba toda la tarde pensando en el momento de ir a dormir porque la noche de ayer fue de todo menos tranquila y había sueño. Pero entonces, a eso de las 21h, ha empezado a sonar música muy fuerte. Venía de algún edificio vecino. Nos preguntábamos si se trataría de una fiesta privada o de un bar. La curiosidad y la falta de "emociones fuertes" ha ganado y Nacho y yo hemos decidido ir a investigar. Justo habíamos torcido la esquina cuando vemos una puerta de un local abierta y dos personas sentadas en una mesa dentro, como si esperaran. Le he dicho a Nacho: "Pues nada, es una fiesta privada, volvamos a casa". Y entonces se ha oído una voz: "Party, party!". Nos estaban invitando a entrar. Yo, con mi desconfianza, me he quedado en la puerta. Mientras Nacho intentaba entender de qué trataba todo eso, yo he leído un cartel que decía que era una fiesta para recaudar dinero para los niños. Eso coincidía con lo que nos explicaban los americanitos de la mesa. El sitio parecía seguro. Era un club de alpinismo que había organizado esa fiesta de disfraces benéfica. "Ok, entremos". Ha sido un proceso paulatino de entrar en un universo paralelo. Desde la vocecita del "Party, party!" hasta la pista de baile invadida de verdaderos gringos disfrazados dándolo todo, de tiendas de campaña y de globos. La música era muy buena. Parecía una fiesta universitaria de los EUA. Xela está lleno de universitarios que vienen a aprender español y a hacer voluntariado. Es un pack. Nunca nos hubiéramos imaginado que habrían tantos. Pues bien, ya disfrutando de la fiesta, Nacho acababa de decir "Esta gente está como las cabras" cuando se le ha acercado una "princesa" que me ha recordado a la de Sant Jordi y se le ha arrimado por detrás para bailar con él. Él se ha quedado algo cortado, se ha girado, pero la chica ya se iba... "¿Era una chica, verdad?". Desde que ha llegado a Guatemala, a Nacho le preocupa no ser sólo el centro de todas las miradas femeninas sino también de las masculinas... Pero es que en realidad en la fiesta había varios chicos con vestidos. Nacho tenía motivos para desconfiar. Que acabaríamos en un concurso de disfraces de estadounidenses a cuál más extravagante era difícil de imaginar cuando hemos salido de casa. Surrealista. Hemos vuelto pronto porque ya toca dormir un poco, pero la música suena igual de fuerte que a las 21h y es muy buena. Que la fiesta no pare, aunque nosotros ya no estemos en ella. Intentaremos dormir.

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