martes, 19 de julio de 2011

Calcetines

"Voy a poner de contraseña 'calcetines'" me ha dicho esta tarde Jair. Me he reído un rato. Por la mañana habíamos vuelto a la lavandería a preguntar si habían encontrado el calcetín perdido ("blanco con unas rayas rosas arriba") que ayer ya habíamos reclamado. Al reclamarlo la primera vez, el señor dijo automáticamente: "No, aquí no está". "Bueno, quizás se ha caído al sacarlo.... Es que no hay manera de encontrarlo en casa", respondió Jair con paciencia. "Ah, bueno" y saca un montón de calcetines desparejados de un canasto... Se ve que eso de que se caigan entre lavadoras o se queden en la máquina es algo habitual allí. Sin embargo, la reacción automática es "aquí no está". Como no estaba en ese montón, Jair dijo: "Bueno, ya volveré a mirar". Pero después de una infructuosa búsqueda, esta mañana tocaba volver e insistir. Pero al señor lo único que se le ocurre decir es: "Si aparece yo le aviso". Ya fuera de la lavandería, Jair me dice: "No sé a qué número de teléfono, porque no se lo he dado". "No, claro, él te avisa cuando te pases por allí cada mañana a insistir", le he explicado. También le he dicho que más se perdió en la Guerra de Cuba, pero un calcetín desparejado aquí cuando los calcetines escasean es una gran pérdida.

El nombre de Calcetines coincide con el nombre de mi perro, y me ha hecho echarlo de menos. Jair me recuerda también a mi madre con su acento y su vocabulario maño. Y luego va y pone canciones de Ella baila sola, las cuales identifico automáticamente con mi hermana. Amores de barra es una de ellas: "sólo un coche necesito para volver, chao cariño esta noche lo he pasado bien". Entonces esta frase vuelve a ser pertinente cuando hemos salido de nuestro centro comercial preferido, La Pradera. Hemos ido allí después del trabajo con el nuevo miembro del clan, Nacho, que ha llegado hoy y al cual hemos llevado allí para que hiciera el mismo rito de iniciación que nosotras. Después de cenar y salir del recinto y disponernos a "agarrar" un taxi, hemos visto que habían buses-furgoneta aparcados. Hemos subido al bus que nos aseguraba que nos llevaba al Parque central y hemos esperado a que estuviera lleno para que el conductor se decidiera a arrancar, como siempre. Entonces hemos pasado por un lugar donde había habido mercadillo y estaba todo desierto y con montones de basura. Y ha subido más gente, que ya tenía que ir de pie, claro. La gran frase de Nacho ha sido: "Si estuviéramos en Barcelona, no cogíamos un bus de estos en la vida. Tengo que hacer fotos." Hemos reído. No, claro que no subiríamos a ninguno de estos buses ni que existieran en Barcelona, pero es que en Xela no hay otros.

Hoy en Xela ha estado el presidente Álvaro Colón. Nos hemos enterado porque habían militares uniformados y con rifles en cada esquina. La verdad es que impresionaban. Primero hemos pensado que quizás sería por algún míting de algún candidato, pero nuestro compañero Ángel nos ha dicho que estaba allí el presidente. Si lo hubiéramos sabido... "Si lo hubiéramos sabido y nos lo hubiéramos cruzado tampoco lo habríamos reconocido, porque nos sabemos qué cara tiene", ha puntualizado Jair. Cierto, aún nos queda mucho por aprender de este país. De momento, ahora nos toca viajar por las ciudades para hablar con comerciantes, artesanos y compradores para nuestro proyecto. Destino de mañana: Panajachel. A ver cómo es nuestro estreno en el terreno. Tendrán que esperar a mañana para saberlo, señores lectores. Pero estaremos aquí para contarlo, no tengan pena (versión más común del "no pasen pena").

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